
Esperaban cerca de 5 mil asistentes en la marcha del 8 de marzo en Cuernavaca, Morelos, sin embargo, el número de personas fue superior a ello, haciendo columnas interminables de mujeres que a una misma voz pedían justicia ante los feminicidios, peros sobre todo, vivir en un espacio libre de violencia.
Antes de las 2 de la tarde, poco a poco fueron llegando a la Glorieta de Tlaltenago en carros particulares, rutas o taxis decenas de mujeres de todas las edades que vestidas de negro y con pancartas con diversas consignas se preparaban para iniciar su marcha hacia el zócalo de a capital morelense.
Minutos después de las 2, con la batucada de mujeres por delante, inicio la marcha en medio de un calor intenso, sin embargo, en ningún momento esto fue factor para que decayera el ánimo, o se dejaran de lanzar consignas en contra de gobiernos federales, locales, estales ante nulos resultados en diversas materias.
Durante su recorrido por la avenida Emiliano Zapata, las cosas se desarrollaron con calma, sin embargo, a su llegada por Álvaro Obregón, un grupo de encapuchadas iniciaron las primeras pintas en el edificio de la Judicatura del Poder Judicial de Morelos, de ahí realizaron otras pintas en un reconocido hotel cerca del Calvario.
Ya estando en el Calvario un grupo de personas religiosas que rezaban por la paz y que se acabara la violencia, fueron agredidas por otro grupo de manifestantes que les pidieron retirarse del lugar, sin que pasara a mayores la situación.
Posteriormente, bajaron por Galeana, donde realizaron pintas en el antiguo Congreso, bancos, negocios y en Palacio de Gobierno, donde tras aventar vayas, fueron replegadas por gas pimienta por los elementos de seguridad que se encontraban en el interior del inmueble del gobierno estatal.
Por último, leyeron un pronunciamiento en una parte decía “Hoy, nuevamente, tomamos las calles y en un solo grito demandamos acciones con las que se garantice el acceso a la justicia y la reparación del daño para las mujeres víctimas de violencias y sus familias, pues la impunidad que prevalece por parte del Estado ha generado simulaciones con las que algunos grupos e instituciones han obtenido ventajas políticas y sociales”, leyeron.