México está en un proceso de redefinición. Sin embargo, es importante subrayar que los frutos de este esfuerzo no serán inmediatos. Algunas reformas darán resultados a corto plazo, otras requerirán paciencia y visión de largo aliento

#EnLaOpiniónDe Jorge Argüelles Victorero.- En el México de hoy, hablar de reformas legislativas es hablar de transformación y, por ende, de resistencia. Morena y sus aliados han emprendido en estos días una serie de cambios profundos en el andamiaje jurídico y político del país. Como suele suceder en la historia de las grandes transformaciones, estos cambios no resultan fáciles para nadie. Por algo se llaman cambios: implican romper inercias, desafiar intereses y, sobre todo, enfrentar la incertidumbre que genera lo nuevo.
La agenda legislativa de Morena se ha enfocado en modificar estructuras que, por décadas, parecían inamovibles. Desde la reforma al Poder Judicial, pasando por cambios en materia electoral, hasta la revisión de políticas sociales y económicas, el mensaje es claro: México está en un proceso de redefinición. Sin embargo, es importante subrayar que los frutos de este esfuerzo no serán inmediatos. Algunas reformas darán resultados a corto plazo, otras requerirán paciencia y visión de largo aliento. Así es la naturaleza de los grandes cambios: su impacto se mide en años, a veces en generaciones. No obstante, también es cierto que en estos gobiernos ya se han visto resultados inmediatos en diversas áreas, demostrando que el cambio puede ser tangible y perceptible desde el corto plazo.
En este contexto, debo decir que la oposición cumple un papel fundamental en la democracia: el de la crítica y la vigilancia. Sin embargo, la crítica, para ser constructiva, debe ir acompañada de propuestas. Hoy, desafortunadamente, buena parte de la oposición se ha quedado en el terreno de la descalificación sistemática, sin ofrecer alternativas viables o rutas de mejora. Es legítimo y respetable disentir, pero es igualmente necesario contribuir al debate con ideas y soluciones. Integrar a la oposición implica abrir espacios de diálogo, pero también exigir corresponsabilidad: no basta con rechazar, hay que proponer.
El fondo de la discusión es, en realidad, una disputa entre visiones de país. Morena y sus aliados representan una mayoría social que apuesta por una transformación profunda, mientras que quienes se oponen —una minoría significativa, pero minoría al fin— defienden un modelo distinto, más conservador en lo político y lo económico. Es natural que quienes no comparten la visión de Morena rechacen las reformas, incluso antes de ver sus resultados. Es parte de la pluralidad democrática. Sin embargo, es un error tachar de negativo todo lo nuevo sin darle tiempo al tiempo.
La historia enseña que los grandes cambios suelen ser incomprendidos en su momento. El juicio definitivo sobre las reformas de hoy lo dará el tiempo, no la coyuntura. Por ello, es crucial mantener una mirada abierta y paciente, dispuesta a evaluar los resultados con objetividad. La transformación de México no será fácil ni rápida, pero es el camino que la mayoría ha decidido transitar.
En conclusión, las reformas legislativas impulsadas por Morena y sus aliados representan un desafío y una oportunidad para México. Integrar a la oposición y fomentar el debate de ideas es fundamental, pero también lo es reconocer que los cambios requieren tiempo para madurar y mostrar sus frutos. Al final, la pluralidad y el diálogo serán la mejor garantía de que las transformaciones respondan al interés nacional y no solo a una visión de corto plazo.
El gobierno de Morelos ha destacado por mantener una comunicación abierta y constante tanto con el pueblo morelense como con los medios de comunicación. La política de apertura y transparencia impulsada por la gobernadora es un claro reflejo de que se viven nuevos tiempos en la entidad, donde el diálogo directo y la rendición de cuentas son pilares fundamentales. Este enfoque ha fortalecido la confianza ciudadana y ha sentado las bases para una relación más cercana y participativa entre la sociedad y su gobierno.
POR: JORGE ARGÜELLES VICTORERO
COLABORADOR
@JORGEARGUELLESV