La presidencia de Claudia Sheinbaum es una fuente de inspiración para todas las mujeres y jóvenes que sueñan con un México más justo, fraterno e igualitario
La elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México es un logro colosal que resuena profundamente en el corazón de la izquierda mexicana, en el corazón del movimiento por la Cuarta Transformación de México. Este hito marca un avance significativo en la lucha por la igualdad de género y, al mismo tiempo refuerza el compromiso de nuestro movimiento con la justicia social y el progreso.
Desde sus inicios, Claudia Sheinbaum se caracterizó por ser una defensora incansable de las causas sociales y ambientales. Su formación académica en la UNAM y su experiencia como jefa de Gobierno de la Ciudad de México dan muestra de su capacidad para liderar con integridad y visión. Como militante de la 4T, me llena de orgullo ver a una mujer y a una líder que encarna los valores de nuestro movimiento: equidad, justicia y desarrollo sostenible.
La Dra. Sheinbaum ha sido una figura central en la Cuarta Transformación, en este gran proyecto que busca erradicar la corrupción y reducir las desigualdades en nuestro país. Su presidencia asegura que habrá continuidad en aquellas políticas que priorizan a los más desfavorecidos y, en el fortalecimiento de programas sociales que han sido un pilar en la lucha contra la pobreza. Su compromiso con la “austeridad republicana” garantiza que los recursos del pueblo serán utilizados de manera eficiente y transparente.
Las propuestas de la que será la primera mujer presidenta de México, reflejan los ideales de la izquierda mexicana.
Educación para Todos: Que es la implementación de becas universales como un paso crucial y necesario para lograr una educación inclusiva y de calidad, asegurando que ningún joven quede atrás por falta de recursos.
Economía Justa: Su enfoque en una economía que sirva al pueblo y no a las élites es un recordatorio de que el crecimiento debe ser equitativo y sostenible, lejos de aquellos años donde se privilegiaba la explotación del hombre y la pauperización de salarios para los trabajadores.
Seguridad y Justicia: La consolidación de la Guardia Nacional y la reforma del Poder Judicial son esenciales para construir un país más seguro y justo para todos. Esto lo sabe la presidenta electa, hay consciencia de la necesidad de dar este paso, como también sabe que debemos establecer condiciones permanentes para que finalmente se logre un país más justo, fraterno e igualitario.
Compromiso Ambiental: Su dedicación a las energías renovables es una promesa de un presente y un futuro más verde y sostenible, alineado con los principios de justicia ambiental que defendemos.
La presidencia de Claudia Sheinbaum es una fuente de inspiración para todas las mujeres y jóvenes que sueñan con un México más justo, fraterno e igualitario. Su liderazgo es una prueba de que la política puede ser un espacio donde prevalezcan la ética y el compromiso social, además de la prudencia y la responsabilidad. Como militante de izquierda, veo en su gobierno la mejor oportunidad para profundizar en las transformaciones que nuestro país necesita, en la consecución de ese segundo piso del proyecto transformador.
Aunque enfrentamos desafíos significativos, como la violencia y la polarización, yo creo en la capacidad y determinación que Claudia Sheinbaum tiene para liderar a México hacia un futuro de paz y equidad. Su elección es un recordatorio de que el cambio es posible y que juntos podemos construir un país donde todos tengan la oportunidad de prosperar y romper la trampa de la pobreza.
Ayer, 15 de agosto, Claudia Sheinbaum recibió la constancia que la acredita como presidenta electa de México, un evento cargado de simbolismo y emoción. En su discurso, Sheinbaum destacó que su triunfo no es individual, sino colectivo: “Hoy no llego sola, llegamos todas”, destacando el papel crucial de las mujeres en su camino hacia la presidencia.
En el Teatro Metropolitan, Sheinbaum reafirmó su compromiso con la Cuarta Transformación, prometiendo construir el “segundo piso” de este movimiento. Además, anunció la desaparición de la USICAMM, comprometiéndose a crear un nuevo sistema educativo que valore a los maestros y maestras sin caer en prácticas corruptas.
Finalmente, a presidencia de Claudia Sheinbaum es un triunfo no solo para las mujeres, sino para todos aquellos que creemos en un México más justo y equitativo. Su liderazgo es una luz de esperanza en nuestro camino hacia un futuro mejor.
POR JORGE ARGÜELLES VICTORERO
COLABORADOR
@JORGEARGUELLESV